Pájaros negros que recuerdan,
que recuerdan al color de los tejados,
de los tejados de Madrid.
Vuelan contra y siguiendo al viento.
Como pueden sus calles recorrer,
pueden ver magos embobando gente,
gente andando, conduciendo, besando.
Sólo ella recuerda que es mágica,
que atrapa vidas, recuerdos,
tristezas, lágrimas o alegrías
entre sus calles antiguas.
Calles andadas por escritores,
poetas, franceses, revoluciones,
gente enamorada, o sola, qué más da.
Quieres volver a verla,
no hay nadie como ella.
Como embriagadora es Madrid.
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